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La azafata y el Rechazo.

Partageons les bonnes idées.

En las páginas 224 y 225 del libro “Una mirada hacia atrás” de Jorge Orellana Mora, mi padre cuenta cómo llegó Gervasio a su oficina en la calle Huérfanos recomendado por un colega de radio en Buenos Aires. Era la década de los años sesenta.

Hoy, al leer en Twitter la posición de la hija de Gervasio (actual conductora y animadora en la televisión chilena) refutando cualquier utilización de las canciones de su padre en actos por el “Rechazo”, se me ocurrió buscar lo que mi viejo “Cucho” escribió en su último libro, a propósito de ese suceso.

Aquí les dejo los párrafos que cuentan el inicio de la espectacular carrera de Gervasio en Chile.


UNA MIRADA HACIA ATRÁS
1935 – 1988
Concepción – Santiago – Buenos Aires – Madrid
Radio – Publicidad – Política – Personajes – Anécdotas

© Jorge Orellana Mora


Gervasio

“Un día, en mi oficina, mi secretaria me anunció que un joven, que parecía no ser chileno, deseaba hablar conmigo. Me entregó un sobre de presentación. Era una simple tarjeta del Nene Bonardo, compañero de locución de radio en Buenos Aires y que, por sus opiniones políticas  emigró a Centroamércia, para asentarse, después, en Montevideo. Me escribía: Cucho, te presento a este hijo de puta que, además, es uruguayo. ¡Atendélo!

– He cantado en algunos programas de Radio Carve, pero el ambiente ahí es muy reducido. Tuve bastante éxito con La Mujer Esdrújula, una canción que compuse con versos esdrújulos.

– Bien, ¿y qué parte de la oración soy yo en este asunto?

– Bonardo me ha dicho que Ud. puede mucho en la radiotelefonía chilena.

– ¿Cuánto tiempo piensa quedarse?

– No lo sé;  tengo mi guitarra, mi voz, algunas canciones nuevas y muy poco dinero.

Por esos días, en la agencia debíamos despachar unos 10.000 folletos de un cliente y había que armarlos, ponerles una franja con dirección, estampillarlos y despacharlos por correo. En eso puse a trabajar a este joven uruguayo. Se llamaba Gervasio y protagonizó una carrera artística espectacular. Lo mandé a hablar con Ricardo García, persona joven, pero con gran sentido de la solidaridad, como ha demostrado una y otra vez más tarde, aun, bajo las amenazas de Pinochet.  Lo hizo cantar en sus programas. También, Ricardo le consiguió actuaciones en las matinées dominicales que organizaba el Chincol Venturino en el teatro “Caupolicán”. La canción de los  versos  esdrújulos  tuvo  éxito,  pero  su  triunfo  clamoroso  le  llegó cuando Gervasio estrenó La Azafata, una canción de ritmo y letra muy pegajosos. Al cumplir dos meses de estar en Santiago, me dijo:

– Ya no tendrá que pagarme la pensión. Ya puedo volar solo. 

Gracias por todo.

Al mes siguiente ganó un concurso de la revista Ecrán y viajó a España, representando a Chile con su Azafata. No habían transcurrido cuatro  meses  desde  que  llamó  a  mi  oficina.  Fue  un  estrellato fulminante. Nunca he visto otro igual.”


© foto copia de pantalla del sitio chile.detailzero.com/

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